GRANADA.– Hay otro mundo de nieve fuera de los esquís. La estación invernal de Sierra Nevada, además de concentrar competiciones mundiales y reunir a decenas de miles de aficionados que brincan como niños por los remontes camino de las pistas, cumple una obligación más propia de la filantropía y las bienaventuranzas: descubrir la nieve a quienes no la conocen y entretener a los niños y a los inexpertos.

Muchas generaciones han disfrutado en sus cumbres de su bautizo de nieve o han jugado con ella sin calzarse las tablas. Año a año la estación ha ido multiplicando las actividades para no esquiadores o, en la cara contraria, para los más audaces, los aficionados al deporte extremo del snowboard. La estación cuenta en la zona de Borreguiles desde hace tiempo con un on-slope half-pipe y un skicross.

Vayamos por partes. La zona recreativa más accesible y apta para todos los públicos lleva el nombre de una rareza ornitológica: el Mirlo Blanco. En la parte baja de Pradollano, para que no sea menester tomar el telesilla ni la telecabina, esta especie de parque de atracciones de alta montaña ofrece al visitante un completo catálogo de actividades.

Por un módico precio se puede pasar un día de lujo disfrutando de los trineos, el bicislalom (una bici para mayores de 8 años capaz de rodar en la nieve), toboganes de más de 130 metros y el trineo ruso, una especie de montaña rusa sobre nieve.

Por supuesto también es posible tomar la telecabina para subir hasta la zona de Borreguiles para contemplar las vistas sobrevolando por encima a la gente que está esquiando, realizar cortas travesías en raquetas de nieve o hacer de copiloto en las máquinas que preparan las pistas para el esquí.

Otras actividades
Y acabada la jornada recreativa, los visitantes con más marcha se pueden aventurar por las menos escarpadas sendas del après ski, una función estelar de relajamiento para la cual Sierra Nevada está perfectamente preparada.

Desde comidas rápidas o reposadas en los muchos establecimientos concentrados en Pradollano a actividades que, con la nieve, adquieren una intensidad particular: aprender con alguno de los cursos que imparten los monitores de las escuelas, tomar una copa, posturear y exhibirse y, aunque parezca una contradicción entre los términos, disfrutar de las bajas temperaturas debidamente abrigado hasta lograr esa calidez única de la buena vida. ¡Aproveche!

(Texto: Turgranada; Fotos: sierranevada.es)