ALMERÍA.– La actividad extractiva del mármol ha conformado una blanca comarca dentro del Valle del Almanzora con el epicentro en la localidad de Macael. En torno a ella, pueblos de singular belleza con la Sierra de Los Filabres como telón de fondo completan un entramado industrial que tiene su propia historia, la de la piedra natural, y que se funde con huertas y agrestes montañas.

Si nos detenemos en las numerosas canteras de la zona, la primera parada es en la población de Albanchez, un municipio que se asienta sobre un terreno accidentado formado en las eras secundaria y terciaria y constituido por materiales paleozoicos y metamórficos, de ahí su riqueza marmórea. Por lo demás, sus calles han sabido conservar una arquitectura y fisonomía morisca que, junto con su paisaje de montes repletos de albaida, esparto, tomillo y retama, poseen un gran interés.

El siguiente destino son las canteras de Lobera en el pueblo de Líjar, el corazón de la provincia de Almería ubicado en las laderas septentrionales de la Sierra de Los Filabres. Una villa que declaró la guerra a Francia en 1883 ante los insultos recibidos por el rey Alfonso XII en su visita al país galo. Un siglo tardaron las partes en reconciliarse. De su patrimonio monumental destacan los petroglifos de la Piedra de la Herradura.

De allí hasta Cóbdar, donde sus poco más de 200 habitantes disfrutan de los manantiales que se encuentran junto a la gran cantera de Los Calares, de gran impacto visual, así como de los restos de la alcazaba árabe que aún pueden observarse.

Un poco más hacia el Oeste se encuentran los yacimientos arqueológicos que incluyen grabados rupestres en el término municipal de Chercos, una pequeña población de inclinadas y estrechas calles que cuentan en su haber con un castillo árabe.

Centro Tecnológico Andaluz de la Piedra Natural
Desde este punto se alcanza la capital comarcal, Macael, pueblo de blancos mármoles que se desliza por la ladera norte de Los Filabres, entre el arroyo de El Marchal y el río Laroya, a 535 metros sobre el nivel del mar.

Presenta una abrupta orografía en la que sus cotas más elevadas se sitúan en los 1.008 metros de La Loma del Gall y los 1.101 de El Pozo, lugares ambos donde fluyen caños de abundantes aguas frescas y cristalinas.

De su patrimonio histórico artístico cabe destacar la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, inaugurada en 1609, de estilo Mudéjar; el Monumento al cantero, una escultura esculpida sobre una masa de mármol blanco, el mirador de la Virgen del Rosario, situado en la cima de un pequeño montículo coronado por la Virgen del blanco Rosario o la Plaza de la Constitución con sus señoriales casas de principios del siglo XX.

En este municipio está ubicada también la Fundación del Centro Tecnológico Andaluz de la Piedra Natural (CTAP), donde desde el año 2002 se trabaja, con la fuerte implicación de las empresas del sector y la administración pública andaluza, en los ámbitos de la innovación y de la tecnología aplicados a la piedra natural con el objetivo de que el colectivo empresarial mantenga su excelente liderazgo.
De la amplitud geográfica de Macael hasta la discreción de Laroya, población de 102 habitantes escondida en la sierra con sus calles sinuosas y casas encaladas. Su nombre parece proceder del vocablo árabe que significa cazuela u ‘hoya’.

Mármol de Almería. Foto de PhotoLanda 2018.

En el Alto Almanzora
Y de ahí a Purchena, una bonita localidad blanca que se refugia en el regazo de las sierras de Los Filabres y Las Estancias y que cuenta con una privilegiada situación en el margen derecho del río.

Ha sido secularmente el centro geográfico, histórico, administrativo y cultural del Alto Almanzora y guarda como un tesoro el paso del rey de los moriscos, Aben Humeya, en cuyo homenaje se celebran unos Juegos Moriscos cada año en el mes de agosto. También en su recuerdo un arquero de mármol custodia la entrada a la villa.

Más al interior aparece Olula del Río, un municipio con forma rectangular recorrido por el río Almanzora, junto al que se ubican las numerosas huertas desde las que el terreno asciende hasta las cimas de los cerros de El Almirez y de Los Corzos. En sus sierras se localizan los ricos yacimientos de mármol, que cuentan con reservas de calidad indiscutible que han sido acreditadas como las mejores de España y en competencia creciente con el italiano mármol de Carrara.

Para ver cómo trabajan los artesanos del mármol lo ideal es visitar los talleres que se encuentran en la población de Fines, un municipio formado por numerosas barriadas que, junto al núcleo urbano, suman unos 1.900 habitantes. La Cueva del Castillo, de origen árabe, contrasta con la realidad de un pueblo en crecimiento que mira al mármol.

El recorrido finaliza en Cantoria, puerta de la comarca del mármol, de edificios señoriales y palacios elegantes, como el de los Marqueses de Almanzora, la Casa del Duque del Infantado y la del Marqués de la Romana. También posee ruinas árabes como la Fábrica de Pólvora y La Torreta.

(Texto y fotos: Costa de Almería)

 

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