MADRID / Vídeo / José Luis G. Castillejo.- El futuro que nos contaban hace años ya está aquí con nosotros. Los robots han venido para quedarse. Y nadie sabe cómo será lo que nos deparará el destino

Esta es Dulcinea, una educada y elegante robot que conocimos en el stand de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la Feria Internacional del Turismo (Fitur) de Madrid, celebrada del 22 al 26 de enero.

¿Qué habría pasado si Don Quijote hubiera conocido en la Institución Ferial de Madrid (Ifema) a la nueva Dulcinea? Seguro que habrían saltado por los aires chispas, cables y microchips, como mínimo… El amor, la vida, la ciencia ficción, la literatura, quién sabe cómo habría terminado esa historia de pasión entre el ingenioso hidalgo y esa ‘máquina’…

Esta Dulcinea del siglo XXI, nuestro tiempo, recibía a los visitantes del stand manchego, se presentaba con un cortés saludo y les ofrecía diversa información sobre tu tierra.

En un momento dado incluso se arrancaba por una jota manchega o ‘mayo manchego’ de Pedro Muñoz (Ciudad Real), donde esa celebración tiene la consideración de Fiesta de Interés Turístico Nacional, para deleite de sus observadores humanos, que captaban la escena con sus dispositivos móviles.

Mientras tanto, en el mostrador del fondo, perteneciente a la Diputación de Guadalajara, muchas personas seguían pidiendo información turística en soporte papel.

¿Os imagináis que muy pronto un primo o una prima de esta Dulcinea nos reciba y nos atienda en la recepción de un hotel, en un bar o en una cafetería, en una oficina de turismo o en una estación de trenes, de barcos o en un aeropuerto?

Así la realidad, tenemos que ir acostumbrándonos a lo que nos va a tocar vivir. Por cierto, ¿cómo influirá esta ‘revolución digital’ en el empleo de las personas? Bueno, este asunto ya lo abordaremos otro día con más tiempo y paciencia, si para entonces un robot no está aún al frente de Monplamar.

 

 

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