TURISMO / Texto y foto: José Luis G. Castillejo.- Como no podía ser de otra forma. España quiere dar mayor difusión a uno de los elementos singulares más conocido de su gastronomía: las tapas. Los turistas internacionales que nos visitan cada año son sus mejores ‘embajadores’ a la vuelta de sus vacaciones.

Hace unos días el presidente de la Real Academia de Gastronomía de España, Rafael Ansón, anunció que España pedirá a la Unesco que declare las tapas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, una decisión que, a todas luces, nos parece más que acertada.

“Las tapas -dijo- son un modelo de comida. Se trata por tanto de un patrimonio inmaterial que hay que incluir en la clasificación que decide la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura”. Nada que objetar al respecto, y mucho menos en cuanto a que la Academia Europea de Gastronomía, creada recientemente y dirigida también por él, pretende difundir la gastronomía europea en su conjunto, favorecer el turismo gastronómico y promover la educación en este ámbito competencial.

Habrá que estar muy atentos a la reunión que el día 21 de abril mantendrá esta nueva Academia en Varsovia (Polonia), donde en materia de educación propondrán la creación de un master universitario en Gastronomía al que se podrá acceder tras cursar un grado. En este capítulo creemos que habría mucho que comentar previamente. ¿El cocinero nace o se hace?

Según los expertos, nace con algo innato pero se mejora con buenos profesores y con mejores compañeros ante los fogones. En el Campo de Gibraltar, por ejemplo, hay profesionales de la gastronomía de las dos vías: los que tienen formación tras estudiar y los que tienen formación tras una dilatada experiencia en las cocinas. Tanto unos como otros ofrecen a sus clientes unos platos de grandísima calidad.

Pero volviendo a las aspiraciones de Rafael Ansón, también son elogiables sus propuestas de crear un Observatorio Europeo de la Gastronomía, entre cuyas funciones estará vigilar los hábitos de alimentación en las escuelas, y poner en marcha programas para impulsar, junto con la Organización Mundial del Turismo, el turismo gastronómico en todos los estados de la Unión Europea. Las tapas españolas se merecen este reconocimiento internacional.