TURISMO / GASTRONOMÍA / Jesús A. Cañas, El País.- El rito ancestral arranca con un grito tosco: “¡Iza!”. Los atunes están dentro de la red. Bajo el agua, asoman enormes sombras que nadan veloces en círculo. El mar comienza a hervir. Tres buzos asoman con lo que parecen unas lanzas modernas.

El agua vira del azul al rojo. Los gritos ya son ininteligibles. Los movimientos, enérgicos y precisos. La adrenalina corre por las venas de los 70 hombres que se citan en este cuadrado acotado por cuatro barcos. El espectáculo es salvaje. A ratos, bello; otros, hipnóticamente turbador.

“Esto es una tradición de guerreros”. Cuando recupera el resuello, Rafael Márquez -rostro moreno, sonrisa afable y 48 años- define así la ceremonia en la que él mismo acaba de participar. La almadraba de Zahara de los Atunes (Cádiz), de la que él es segundo capitán, acaba de realizar una de las levantás de esta temporada, ese arte de pesca antiguo que cada mes de mayo enfrenta a hombres con atunes de entre 200 y 400 kilos en épicas batallas diarias. Abuelos, padres e hijos nutren este negocio jalonado de tradición y saber oral que da de comer a más de 500 familias gaditanas.

Con la primavera, el preciado atún rojo pasa por el Estrecho de Gibraltar en su ruta migratoria desde el Atlántico. Allí se encuentra desde tiempos fenicios (siglo VIII a.C.) con un intrincado laberinto de redes efímeras que le da caza en el mar (Leer más)

(Foto: Cádiz Turismo)

 

* La costa de Cádiz celebra en mayo la llegada del atún rojo