TURISMO / GASTRONOMÍA / Ángela Gallego, Cuarto y Mitá.- Nos gusta seguir el calendario festivo-gastronómico con monográficos sobre productos, recetas y costumbres de cada estación o fiesta, ahora coincidiendo con la festividad de Tosantos dedicamos uno a la cocina de otoño tan diferente a la que hasta ahora hemos consumido en verano.

La cocina de otoño es una de las más ricas, variadas e interesantes de la gastronomía estacional no solo desde el punto de vista culinario – por la variedad de productos que empiezan a llegar a los mercados- sino también desde el antropológico.

Los primeros fríos nos alejan de los espacios abiertos y nos hacen añorar los guisos y sopas tradicionales tras las comidas informales del verano. La cocina se vuelve a convertir en el espacio central del hogar y el ama de casa -tras la relajación culinaria veraniega- elabora berzas, pucheros, potajes, guisos de papas, sopas, cremas y postres con membrillos o boniatos.

Al desorden horario de las barbacoas y tentempiés veraniegos con los amigos se imponen las comidas caseras, en familia, de vuelta ya a los quehaceres cotidianos y a los horarios establecidos en los que coinciden toda la familia reforzándose la costumbre de la comida juntos, las charlas y las sobremesas largas en las que contar las novedades del trabajo, el inicio del curso en la universidad o en el colegio para los más pequeños (Leer más)