ALGECIRAS / Texto y fotos: José Luis G. Castillejo.- El parque de María Cristina está situado en la zona central y constituye un gran ‘pulmón verde’ para la ciudad. A diario su acera casi circundante es utilizada por numerosas personas en sus desplazamientos urbanos y son también muchas las que entran en su recinto cuando disponen de tiempo libre.

Debido a la ajetreada vida que llevamos, siempre de un lado para otro, hacía tiempo que no visitaba el parque por dentro. Sin embargo, hoy he podido comprobar con más detenimiento escenarios y espacios íntimamente vinculados con mi infancia y mi adolescencia. La verdad es que da gusto ver su estado de conservación, aunque entiendo que otros vecinos puedan reclamar más atención municipal para él.

Si usted visita Algeciras con GPS o con un dispositivo móvil con el que pueda consultar Monplamar desde la palma de su mano, le indicaremos que puede llegar muy bien al parque introduciendo las coordenadas geográficas 36°08′04″N 5°26′55″O. Está situado entre las calles de Ramón y Cajal y del Capitán Ontañón y entre las avenidas de Blas Infante y de las Fuerzas Armadas.

Ocupa una extensión de algo más de 20.600 metros cuadrados, fue inaugurado en 1834 y figura inscrito en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz como Jardín de Interés Cultural de la Provincia. El parque de María Cristina forma parte de la memoria colectiva de la ciudad y ha sido escenario a lo largo de sus años de acontecimientos populares de diversa índole, entre ellos conciertos, mercadillos, fiestas de Carnaval o actos vinculados con sus fiestas patronales.

Baños árabes del siglo XIII
A pesar de lo mucho que este espacio verde ofrece al visitante, en esta ocasión presté especial atención a sus baños árabes, o lo que queda de ellos, que datan de finales del siglo XIII. En concreto, entre 1279 y 1285 fueron construidos los baños reales de Al-Binya, la ciudad palaciega meriní, por orden del emir Abu Yusuf Yaqub.

En 1344 la ciudad fue conquistada por los castellanos, pasando todas sus propiedades a la órbita del rey Alfonso XI, y en 1379 la zona quedó arrasada por deseo expreso de Muhammad V de Granada. El tiempo pasó sin más penas ni glorias para estos restos históricos, aunque en 1724 aún se conservaban varias salas, según consta en los planos de las ruinas árabes que realizó el ingeniero militar Jorge Próspero de Verboom.

Dos excavaciones en el siglo XX
El solar donde se ubicaban originariamente estos baños, en la esquina de las calles de Rocha y de Muñoz Cobos, fue objeto de dos excavaciones arqueológicas en 1997 y en 1998, localizándose entonces una parte del muro exterior de la ciudad árabe así como un espacio de las salas, un patio con el pozo de noria que era utilizado para abastecer la zona de agua y un almacén de leña, además de diversos utensilios menores de la época.

Ante la importancia de estos hallazgos, el Ayuntamiento acordó en 1999 trasladar los restos del ‘hamman’ (baño árabe) a su actual emplazamiento en el parque de María Cristina, donde fueron restaurados, y al conjunto se le añadió una réplica de la noria que tenía como misión sacar agua del pozo.

Según los historiadores, en la Algeciras andalusí existieron cuatro baños de estas características, tres en la medina o Villa Vieja y otro (los baños reales meriníes) en Al-Binya o Villa Nueva. Tanto en la época de Roma como después en Al-Andalus, las termas y los baños públicos fueron utilizados para la higiene personal de sus ciudadanos y también como lugar para celebrar determinadas reuniones y cerrar acuerdos y tratos comerciales.

Ellos utilizaban estas instalaciones en horarios de tarde y de noche, mientras que ellas las frecuentaban durante el día. Como vemos, entonces ya existía la separación por sexos. Un equipamiento así constaba de tres salas (para agua fría, templada y caliente) y de otros espacios para usos diversos.

La parte central, donde estaban las salas de agua, era rematada por bóvedas de cañón o de media naranja, mientras que las zonas secundarias estaban cerradas por tejas simples o colocadas a dos aguas. La visita de hoy ha merecido la pena y me ha servido para conocer mejor otra faceta de la historia de Algeciras. Estoy seguro que habrá más capítulos como este.