CASTELLAR / Olé Andalucía.- Castellar de la Frontera es uno de los pueblos blancos de la provincia de Cádiz con más atractivos de la comarca del Campo de Gibraltar. Situado en pleno Parque Natural de Los Alcornocales, el municipio consta de tres núcleos de población: Castellar Viejo enclave del castillo, La Almoraima y Castellar Nuevo, donde se trasladó la mayoría de sus habitantes en los años 70 del siglo XX.

Si deseas conocer esta preciosa villa gaditana es muy probable que te plantees qué lugares son los más adecuados para visitar. Te recomendamos que en primer lugar te dirijas a Castellar Viejo, el lugar de mayor interés de todo el municipio.

Subiremos por una carretera secundaria durante aproximadamente 8 kilómetros, dejando a nuestra derecha el antiguo Convento de Mercedarios de La Almoraima, que data de principios del siglo XVII. En la actualidad se ha transformado en un bonito hotel rodeado de bosques frondosos. Tras un corto trayecto donde atravesaremos la naturaleza exuberante del parque natural, llegaremos a la fortaleza medieval de Castellar Viejo, emplazada en lo alto de un monte rocoso a 248 metros de altitud.

Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1963. Su recinto amurallado se encuentra en muy buen estado de conservación con una puerta en recodo, barbacanas, almenas y torres defensivas.

Hay que recordar que fue construido por los árabes en el siglo XIII, teniendo un papel preponderante en la guerra de fronteras, al formar parte del reino nazarí de Granada. Posteriormente al ser conquistado por los cristianos sirvió de residencia a los Conde de Castellar.

La entrada al castillo de arcos de herradura te conducirá al interior del recinto donde están las viviendas que quedaban, de este modo, protegidas por la muralla en caso de ataque. Esta característica ha convertido a Castellar de la Frontera en uno de los escasos ejemplos de fortificación medieval habitado que aún se conserva en Europa.

Vistas al P.N. de Los Alcornocales
El patio de armas ofrece unas vistas excepcionales del Parque Natural de Los Alcornocales. Desde aquí puedes hacer magníficas fotografías del entorno, incluso del peñón de Gibraltar, la Bahía de Algeciras y el continente africano. Los monumentos son escasos en Castellar de la Frontera pero muy bonitos e interesantes.

El alcázar del castillo es uno de ellos. En la actualidad se ha convertido en un pequeño hotel donde los más románticos disfrutarán alojándose en un lugar de ambiente medieval. Su Torre del Homenaje es magnífica y puedes contemplar desde ella unos paisajes espectaculares. Dispone de un restaurante y una bonita cafetería.

Como curiosidad debes saber que tiene una habitación dedicada al actor malagueño Antonio Banderas, que se encuentra en la parte más alta del castillo, con vistas desde su terraza a la Serranía de Ronda y el embalse del Guadarranque.

Si eres amante del turismo rural y deseas quedarte a pernoctar aquí, además del hotel tienes la posibilidad de hacerlo en las casas rurales que existen en el pueblo. La oferta es variada y están muy bien acondicionadas.

Muy cerca queda el Ayuntamiento y la pequeña iglesia del Divino Salvador en estilo barroco, que tiene la característica de estar unida al Alcázar por un pasillo elevado denominado “algorfa”. Te gustará perderte por las estrechas calles y plazoletas con casas blanqueadas de rejas repletas de flores con un estilo marcadamente andalusí. Enredaderas, plantas variadas y algunos naranjos adornan las típicas plazas del interior del castillo, donde sentarse a disfrutar de la tranquilidad del lugar es uno de los placeres que podrás disfrutar.

El Balcón de los Enamorados
Durante el recorrido te espera otra agradable sorpresa en uno de sus rincones más bonitos. Se le conoce por el Balcón de los Enamorados o de los Amorosos, aunque encontrarlo no es complicado dado que el interior del castillo no es muy grande.

Puede pasarte desapercibido pues se encuentra en el recodo de una de las callejuelas. Merece la visita ya que ofrece unas vistas impresionantes al embalse del Guadarranque y las montañas que conforman el Parque Natural de Los Alcornocales, sin duda uno de los lugares más típicos y encantadores de Castellar de la Frontera.

Aquí también encontrarás algunos bares donde poder comer y tomar algún refrigerio si es tu deseo, y pequeñas tiendas de recuerdos y bisuterías manufacturadas por los habitantes más bohemios que vinieron a establecerse cuando la fortaleza se encontraba en estado de abandono en la década de los 70 del siglo XX. En el Castillo aún quedan descendientes de los fundadores del pueblo de Castellar de la Frontera. Se les conoce por los ‘Avileses’ y han sido reconocidos como hijos predilectos de la villa.

Castellar Viejo o El Castillo, como también se le conoce, es un lugar extraordinario que no debes perder la oportunidad de visitar. Rodeado de una naturaleza virgen formada por el bosque típico mediterráneo, tiene una riqueza excepcional de fauna y vegetación; paraíso de los ornitólogos y amantes de la naturaleza, milanos, águilas calzadas, alimoches o buitres son frecuentes en sus vuelos de planeo por los alrededores de la fortaleza.

Berrea y gastronomía
En los bosques circundantes rebosa la vida. Aquí merodea el meloncillo, un tipo de mangosta muy abundante en el parque natural, junto al corzo morisco, la cabra montés o el ciervo.

Desde esta zona en los atardeceres del inicio del otoño tienes la posibilidad de escuchar uno de los espectáculos más vibrantes que tienen lugar en el mundo animal.

La berrea es un fenómeno que define la brama que emiten los machos de ciervos durante la época de celo y que puede oírse a varios kilómetros de distancia. Otro de los motivos por los que debes visitar Castellar de la Frontera es su gastronomía, donde destaca la carne de caza. El guiso de venado, el chivo a la caldereta y el conejo con tomate son típicos aquí, por lo que te recomendamos no pases la oportunidad de degustarlos.

Castellar de la Frontera es, en definitiva, uno de los pueblos blancos más singulares de la provincia de Cádiz. Tiene mucho que ofrecerte si lo visitas y conseguirá que guardes en tus recuerdos puestas de sol y amaneceres extraordinarios, desde la incomparable atalaya de su castillo.