CHICLANA / Lobo Ramírez, Solo con mochila.- ¿Crees como la mayoría de los turistas que Chiclana se resume a playa y hoteles? Sigue leyendo para descubrir otros lugares increíbles de esta ciudad. Evidentemente no podemos negar que el atractivo principal de mi ciudad es la famosa playa de La Barrosa. Este hecho eclipsa a veces otros lugares, algunos conocidos y otros no tanto, del territorio chiclanero. Desde construcciones con mucha historia a zonas con una gran diversidad de fauna y flora.

#1 La colina y ermita de Santa Ana
La archiconocida Ermita de Santa Ana esconde un secreto que pocos saben. Bajo el altar mayor de la ermita descansan los restos del glorioso general Alexandre-Antoine Sénarmont junto al coronel Degennes y el capitán Pinondelle desde 1810. Chiclana fue sitiada por los franceses dos años y la colina de Santa Ana junto a su ermita fue usada como improvisada atalaya por el ejército napoleónico gracias a la vista panorámica  de la bahía desde lo alto de la colina. Personajes ilustres del momento, como José Bonaparte o Frasquita Larrea, quedaron fascinados con las vistas desde el ahora mirador de Santa Ana.

2# Islote y Castillo de Sancti Petri
A pocos kilómetros del antiguo poblado de pescadores de Sancti Petri se encuentra el Castillo de Sancti Petri, en un islote del mismo nombre al que solo se puede acceder por mar  (es posible alquilar un kayak en el poblado o visitarlo en un barco con albarco.com).

Castillo que comenzó su construcción en el siglo XVII y fue rehabilitado por la Junta de Andalucía en 2010, aún guarda tesoros en su interior, como dibujos y grabados improvisados en sus paredes realizados por gente que pasó por el castillo hace siglos. El islote fue habitado y usado como templo en honor a Melkart (Hércules fenicio) en tiempos fenicios y luego romanos, habiéndose encontrado numerosos restos arqueológicos a su alrededor. Actualmente se ofrecen visitas guiadas y en verano suelen organizarse conciertos y fiestas privadas al atardecer. Tenéis mucha más información en museodechiclana.es.

#3 Las lagunas de Jeli y Montellano
Yendo hacia el interior de Chiclana por caminos podemos encontrar el complejo endorreico de Chiclana, del que forman parte las lagunas de Jeli y Montellano, declarados reserva natural. Está ubicada en un pequeño valle y el momento ideal para visitarla es en primavera, donde la silenciosa laguna alberga una fauna y flora increíbles. En verano la laguna se seca hasta prácticamente desaparecer. Perfecto para una excursión de medio día en bicicleta a través del corredor verde dos bahías.

#4 Pinar de Hierro
Es el pulmón de Chiclana. Ubicado a las afueras de la misma y paraíso para corredores, ciclistas y deportistas en general que mejoran su condición física entre los altos pinos piñoneros, especie que ha sustituido los alcornocales de antaño. Los esfuerzos principalmente de grupos ecologistas y de la ciudad de Chiclana lo han hecho intocable a los intentos de construcción dentro de la zona donde se integra.

#5 Parque Natural Bahía de Cádiz
Chiclana forma parte de los municipios donde se integra el Parque Natural Bahía de Cádiz, una gran zona húmeda, donde se conservan aún zonas casi intactas de la mano del hombre como las Marismas de Sancti Petri. Su posición, entre los parques naturales de Doñana y del Estrecho, lo convierten en un enclave privilegiado para observar las aves que migran entre Europa y África. La vida de muchos de los habitantes del lugar ha girado en torno a las salinas, condicionando su subsistencia desde tiempos inmemoriales y marcando su carácter. Conviene realizar un recorrido por sus senderos para comprobar su influencia en el paisaje.

#6 Torre del Puerco
La Torre del Puerco forma parte del sistema defensivo formado por castillos y fortalezas creado en la Edad Media desde Ayamonte a Gibraltar. Estas torres ponían en alerta a las torres vecinas mediante un sistema de ahumados y señales con fuego, avisando a las poblaciones de los peligros que traía el atlántico. Este conjunto de torres (podemos encontrar otra en la primera pista de la playa de La Barrosa) fueron usadas también durante la Batalla de Chiclana en 1811, batalla clave para la independencia española del imperio francés. Con el paso del tiempo estas torres vigía dejaron de usarse, convirtiéndose en testigos mudos de un pasado lleno de sobresaltos.