COMARCA / TURISMO / Sergio C. Fanjul, El Viajero.- El puerto de Algeciras es una gran criatura que trasiega miles de contenedores día y noche. Un paseo portuario que se completa con un salto al peñón de Gibraltar. Y ya de vuelta, tapas y copas en La Línea de la Concepción.

De Algeciras a Estambul se tiende el Mediterráneo, ya lo decía Joan Manuel Serrat en su más famosa canción. La bahía de Algeciras solo llega hasta Gibraltar, que no es poco (es otro país), trazando un arco a través de otras poblaciones como San Roque o La Línea de la Concepción. Este lugar portuario de unos 118.000 habitantes, agreste e industrial, donde España adquiere aspecto y aromas del norte de África, también da para un día viajero insospechado.

El turismo no es el fuerte de Algeciras, ciudad asilvestrada, pero tal vez ahí radique su interés: el paseo por un urbanismo laberíntico, de paisanaje mestizo, donde cada bloque, despeinado por el viento de la mar, difiere del de al lado. Lo que impresiona son las vistas a su puerto, un leviatán de grúas y barcos gigantescos, uno de los más importantes de España y el Mare Nostrum, por el que pasan gran parte de los productos (lícitos o ilícitos) que consumimos. Se cobija bajo el cielo infinito y recorta, al fondo, al majestuoso peñón de Gibraltar (Leer más)