TURISMO / Bruno Astudillo.- Hace unos días hice un senderito por la Sierra de Cádiz, en concreto muy cerca de Grazalema. Por cierto, un pueblo precioso y que no había visitado aún. Aproveché el momento para poner en práctica todo lo que últimamente había leído sobre las ventajas de practicar el senderismo, contactar directamente con la naturaleza y combatir la vida sedentaria que muchos llevamos por imperativo vital.

Hice el paseo con algunos amigos y durante el trayecto conocí a otros mucho más interesados que yo en el turismo rural. Fue una jornada plena de compañerismo y donde también tuvimos ocasión de intercambiar opiniones con otras personas muy avezadas en todo cuanto acontece en torno al mundo del senderismo. Aprendí mucho de ellos y, sobre todo, tuve conciencia de que aún me queda mucho por aprender de esta actividad relacionada con nuestra naturaleza.

Javier López, médico de Granada, me explicó que hacer senderismo conlleva ventajas físicas y psicológicas, y el simple hecho de respirar «aire nuevo y puro» renueva mis energías. Como quiero mejorar mi forma física de cara a la nueva temporada de primavera-verano pues ya tengo un nuevo y gran pretexto para salir al campo y pasear: estar en forma y mejor así mi salud. El senderismo ayuda a incrementar la capacidad pulmonar y reducir los índices negativos que salen, a veces, en una analítica de sangre. No olvidemos que caminar es el mejor deporte siempre contra los colesteroles y los triglicéridos.

En este sentido, López añadió que el senderismo previene varias enfermedades porque al revitalizar el corazón se evitan consecuencias cardiacas, y si esta actividad tiene como marco la montaña pues reducimos la tensión alta. Hay que ver lo que se aprende caminando junto a personas interesantes… Además, aprendí que el senderismo es un inmejorable bálsamo natural contra los dolores de espalda al reducir las tensiones musculares y planta cara a la artritis y a la osteoporosis.

Unidos en torno al almuerzo
La ruta siguió y un botánico de Almería, del que no recuerdo su nombre, tuvo ocasión igualmente de explicarnos las principales especies que se cruzaban en nuestro camino. Y lo mejor llegó cuando el que hacía de guía nos recomendó un paraje para almorzar y reponer fuerzas. Fue como si un espíritu de camaradería invadiera el lugar y permitiera que tuviéramos mayor contacto con las personas que menos habíamos tratado durante la marcha matinal.

El intercambio de víveres y sobre todo de buen vino de Chiclana obró el milagro y pareciera que todos nos conocíamos desde la etapa de la EGB, por ejemplo. En ese momento comprendí que el senderismo también sirve para hacer amigos. Tras la comilona, la verdad es que comí mucho más de lo que llevaba inicialmente en mi mochila, emprendimos el paseo vespertino.

Y comprendí que caminar, disfrutando de la compañía y del entorno, despeja la mente y aparca, aunque sea momentáneamente, las vicisitudes del día a día. Santiago Gracia, periodista de Sevilla, explicó que andar noventa minutos por un entorno rural tiene muchas más ventajas para nuestro organismo que pasear por las Ramblas de Barcelona o por la Gran Vía de Madrid durante ese mismo tiempo, y Sonsoles Camino, psicóloga también de Sevilla, puntualizó que está testado científicamente que practicar el senderismo aumenta nuestra creatividad mucho más que pasar horas y horas delante de un pc.

Y, por último, mi ya nuevo amigo Javier López comentó que, además de incrementar la creatividad, esta actividad contribuye de forma directa a aumentar nuestra concentración en el estudio o en el trabajo. Dicho esto, termino estas líneas por hoy, las primeras que escribo para Monplamar, para mí el portal turístico del sur del sur. Eso sí. En cuanto me despegue del pc, descuelgo el teléfono y llamo a varios amigos para saber qué ruta tienen previsto realizar el próximo fin de semana.

(Foto: JLuis García)