TURISMO / ARTE / Artículo de Simón Blanco Algarín.- La región del Estrecho de Gibraltar se convirtió durante la Prehistoria en un espacio natural transcendental para los seres humanos dada su estratégica situación en el extremo sur del continente europeo.

La herencia cultural más relevante que nos han legado sus antiguos pobladores es la presencia del arte rupestre, que en nuestra zona se remonta hasta el mismo nacimiento del ‘Arte’ y la comunicación humana a través de símbolos codificados.

Esta primigenia concepción del mundo ha podido documentarse recientemente en la orilla norte del Estrecho, con el descubrimiento de manos negativas en los abrigos de las Estrellas, en Castellar de la Frontera, y de Las Palomas, en Tarifa.

Asociación de puntos pareados, barras, manos negativas y équidos. 1: Abrigo de las Estrellas en Castellar de la Frontera; 2: Abrigos de Las Palomas en Tarifa.

 

El arte rupestre del Estrecho de Gibraltar es una denominación geográfica que engloba el patrimonio gráfico de ambas orillas. Este fenómeno de conservación común se debe fundamentalmente a la formación litológica hispano-marroquí conocida como Areniscas del Aljibe, que es donde se encuentran los abrigos que sirvieron de soporte para que las primitivas comunidades acantonadas en ambas orillas plasmaran, a través del arte rupestre, un patrimonio extraordinario tanto por su magnitud como por su importancia en el origen del arte rupestre europeo.

Hoy día este paisaje común de ambas orillas sigue evidenciando la estrecha relación entre geología, flora, fauna y la arqueología prehistórica.

Localización geográfica y límites del Arte Sureño dentro del Arte Rupestre del Estrecho de Gibraltar.

 

En cambio, esta aparente homogeneidad no es tan evidente cuando analizamos las representaciones rupestres de ambas orillas. En la norte encontramos un arte propio de cazadores que arranca en el Pleistoceno y que se mantendría vigente hasta bien entrado el Holoceno Medio como ha quedado plasmado en múltiples abrigos pospaleolíticos, donde siguieron representando un arte fruto de una visión realista y depredadora de la naturaleza.

El animal más repetido en este largo tránsito es el ciervo, animal totémico de las sierras del extremo sur que aparece tanto en escenas cinegéticas (abrigo del Viento en Medina Sidonia, abrigo del Pajarraco en Los Barrios, abrigo de la Chinchilla en Jimena de la Frontera o abrigo de la Brama en Alcalá de los Gazules) como en escenas de carácter cultural (abrigo de la Lechuza en Tarifa y los abrigos de la Pretina o el vestíbulo del abrigo del Tajo de las Figuras, todos ellos en Benalup-Casas Viejas).

En cambio, en la orilla sur encontramos un arte rupestre reciente en el que al menos han podido documentarse dos ciclos pictóricos. El más antiguo, que se encuentra caracterizado por un único abrigo, el de Magara, en el que aparecen elementos seminaturalistas propios de un paisaje agrario que podría tener un origen neolítico avanzado, y una fase protohistórica de la que ya se han localizado una treintena de abrigos y donde se repiten los motivos esquemático-geométricos, que presentan más analogías con las representaciones proto-amazigh del norte de África que con el arte del sur ibérico.

La representación del ciervo en el Arte Sureño.

 

La fértil laguna de La Janda y las vegas de los grandes ríos campogibraltareños también son los enclaves donde se van desarrollando las primeras culturas agropecuarias durante el proceso de neolitización. Pequeñas comunidades herederas de la cosmovisión de su pasado mítico como pueblo cazador donde la caza seguiría siendo un importante recurso económico y social.

Más tarde se van incorporando paulatinamente en los mismos abrigos escenas relacionadas con la domesticación de animales junto con un nuevo modelo iconográfico cada vez más esquemático basado en el antropomorfismo y en las cada vez más complejas estructuras sociales.

Emplazamientos como el poblado de Los Charcones en La Janda o el Santuario del Bacinete en Los Barrios fueron los ejes vertebradores para la implantación definitiva de un arte esquemático meridional de tamaño más normalizado, más variado en sus contenidos pero más hermético y simple en sus representaciones.

Entre la iconografía particular de estas culturas agropecuarias del sur ibérico destacan los soliformes, motivos relacionados con los calendarios y la agricultura pero que no están presentes en los grandes abrigos sureños donde encontramos los ciervos; representaciones humanas de tipología bitriangular que aparecen de forma masiva y exclusiva en el entorno inmediato del poblado de Los Charcones (abrigo de las Mujeres, abrigos de la Diosa I y II, abrigo de Venus, abrigo de la Rosa y abrigos de Ciaque) y los ídolos oculados, que están mejor representados en los frentes rupestres  periféricos de La Janda como puede observarse en las cuencas del Gaudalcacín o del Hozgarganta (abrigo del Laurel II, abrigo del Tajo Gordo I, abrigo del Altozano o en el abrigo de la Laja Alta respectivamente), marcadores culturales con connotaciones geográficas y cronológicas que nos hablan de los lazos culturales entre regiones.

Elementos significativos del Arte Sureño esquemático.

 

El Arte Sureño, por tanto, es una denominación que utilizamos para englobar un arte rupestre con un gran sustrato común de larga tradición cazadora que culminó con la implantación de un arte esquemático meridional de marcado carácter regional a lo largo de un proceso que ha quedado reflejado en multitud de escenas al aire libre de nuestras sierras y que se desarrolla exclusivamente en la orilla norte del Estrecho.

Este arte del sur se desarrolla a lo largo de cinco cuencas hidrográficas. La más meridional, la depresión de La Janda-Barbate-Almodóvar, se encuentra vinculado cronológica e iconográficamente a las estaciones rupestres del río Palmones y Guadarranque y ya de forma más periférica a  los conjuntos protohistóricos de los ríos Hozgarganta y Guadalcacín, que de Este a Oeste acotan por el Norte la depresión tectónica de La Janda.

Elementos representativos del Arte Sureño naturalista.

 

Desgraciadamente el arte rupestre del Estrecho de Gibraltar se ve amenazado en ambas orillas por la intensa presión antrópica de estas zonas litorales y especialmente por la profunda transformación y retroceso del bosque alcornocal que lo cobija, que deja los frágiles soportes de arenisca expuestos a los fuertes vientos locales y a la falta del microclima que genera el bosque protector.

A pesar de la antigüedad, continuidad ininterrumpida y diversidad de las manifestaciones localizadas en las comarcas de La Janda y el Campo de Gibraltar, zona nuclear del Arte Sureño, la falta de interés administrativo por este conjunto gráfico universal ha impedido su estudio, correcta valoración y conservación respecto los focos peninsulares y que conozcamos correctamente los distintos yacimientos y horizontes culturales que lo componen.

A su vez, impulsar el estudio y la prospección de nuevos abrigos de este incipiente patrimonio rupestre que está apareciendo en la región tingitana permitiría la localización de paralelismos dentro del contexto geográfico del Estrecho de Gibraltar y dilucidar definitivamente si en algún momento de la Prehistoria el Estrecho fue un puente de difusión de cultura o bien una barrera infranqueable.

(Fotos: Arte Sureño)

 

* La diosa-parturienta de Los Hoyones de Jimena de la Frontera

* Las cuevas pospaleolíticas de la Silla del Diablo

* Los antropomorfos esquemáticos de Bacinete

* Salvemos la singular cueva del Tajo de las Figuras