SEVILLA.- Da un paseo por Sevilla. Relájate entre los más de 40.000 naranjos que adornan sus calles, patios, plazuelas y plazoletas. Descubre todas las curiosidades de su plantación. Una pincelada de cultura sevillana. Conoce el porqué del naranjo en la ciudad.
Si te pierdes un rato por Sevilla quizás te empieces a preguntar por qué los naranjos tienen tanta presencia. Históricamente los marinos genoveses introdujeron la naranja en Europa. Y no era una naranja cualquiera. La variedad que se encuentra en la capital andaluza es la naranja amarga.
Existía la creencia de que plantar un árbol de esta especie, originalmente asiática, otorgaba la felicidad a su propietario. Esta fue una de las razones de peso por las que los árabes decidieron expandir la plantación de naranjos por toda la Península Ibérica.
En realidad la relación entre Sevilla y los naranjos es aún más antigua. Fue Hércules, fundador mitológico de la ciudad, quien cruzó África por segunda vez para conseguir la manzana de oro de la inmortalidad, asociada a la naranja. Una vez la tuvo en su poder, Hércules descansó en Sevilla justo antes de luchar contra Cerbero, el perro de tres cabezas.
Actualmente el naranjo amargo y el aroma a azahar se han convertido en todo un emblema sevillano. La ciudad cuenta con más de 40.000 ejemplares, una cifra que sigue aumentando a la vez que refuerza este sello tan local. Tan personal que Sevilla se ha convertido en la ciudad con más naranjos del mundo.
Patio de los Naranjos y Catedral
En torno al siglo XII, y debido a la creencia de que poseer uno o más naranjos aseguraba la felicidad, el árbol se popularizó por toda Sevilla.
Este hecho ha dotado a la ciudad de una gran cantidad de rincones auténticos por donde pasear y relajarse. En el centro no te puedes perder un paseo por las plazas más encantadoras: El Triunfo, Doña Elvira, La Alianza, Santa Cruz y Las Banderas.
En la Catedral podrás maravillarte con el Patio de los Naranjos, una construcción de finales del siglo XII, cuando el edificio aún era mezquita. Y un último sitio imprescindible en el mismo centro es la zona de bares en Mateos Gago, una parte muy concurrida y animada con vistas a la Giralda e infinidad de lugares donde comer o tomar algo.
Otros lugares destacados
Si te apetece un poco de callejeo el antiguo barrio de Triana, junto al caudal del río Guadalquivir, también es una buena alternativa donde contemplar la estampa de los naranjos en la ciudad. Para salir un poco del ambiente urbano los Jardines del Alcázar o el Parque de María Luisa son una buena opción para desconectar. Además, en este último destino se halla la plaza de España, una de las construcciones más espectaculares de Sevilla.
Y es que el naranjo le sienta de maravilla a la ciudad. Aunque para presenciar mejor la escena es aconsejable ir en primavera, en época de floración. Es entonces cuando los árboles se tiñen de blanco y la ciudad desprende olor a azahar, el suave aroma que proviene de la flor.
Gastronomía y perfumería
Los naranjos sevillanos no solo sirven como elemento emblemático y de decoración. Hasta finales de la Edad Media el fruto se usaba principalmente en medicina y las flores de azahar se utilizaban para elaborar aceites esenciales y perfumería. Aún hoy en día el azahar continúa siendo uno de los componentes aromáticos más usados en la industria del perfume.
¿Te apetece probar el sabor de la naranja amarga? Aunque es demasiado amarga para su consumo al natural, el fruto se usa para elaborar licores, cremas, masas y chocolates. Sin embargo, las naranjas de Sevilla están especialmente relacionadas con un alimento: la mermelada británica.
En ese país gusta tanto la mermelada de naranja amarga que es la única que conserva el nombre de ‘marmalade’ (mermelada). Al resto se las denomina ‘jam’. Más específicamente, se le conoce como ‘Seville Orange Marmalade’ y, como el nombre indica, está elaborada exclusivamente a partir de naranjas sevillanas.
(Texto y fotos: andalucia.org)
* Naranjas amargas de Sevilla para el rey Carlos III
Deje su comentario