SANTIPONCE.- La candidatura de Itálica Ceremonial, impulsada por la Junta de Andalucía a través de la Consejería de Cultura y Deporte, aspira a ser declarada Patrimonio Mundial de la Unesco.

De momento, el Consejo de Patrimonio Histórico ha decidido que la propuesta que España presentará ante la Unesco en febrero de 2026 será que el complejo arqueológico sevillano sea incluido en la Lista de Patrimonio Mundial.

Así fue aprobado por unanimidad en la reunión del órgano de colaboración entre el Estado y las comunidades autónomas celebrada en Gijón, informó este viernes, día 9, la Administración andaluza.

Se trata de un respaldo decisivo para la candidatura de Itálica, confirmando que su reformulación como ‘Itálica Ceremonial’ es acertada y va en la dirección correcta para alcanzar la distinción de la Unesco, logrando que sea propuesta para la Lista de Patrimonio Mundial, explicó la consejera de Cultura, Patricia del Pozo.

Tras este primer paso, la candidatura de Itálica pasará a ser la propuesta de España para su remisión a la Unesc0 en 2026 y la posterior evaluación en el Comité del Patrimonio Mundial en 2027.

En los próximos meses el equipo técnico redactor, en colaboración con el Ministerio de Cultura, deberá completar el expediente desde el punto de vista formal, con el fin de cumplir con las directrices operativas de la Unesco. Posteriormente el informe será presentado en el Centro de Patrimonio Mundial, localizado en París, para su evaluación en febrero de 2026 por los órganos consultivos.

Siglo III a.C.
La Junta de Andalucía recordó que la ciudad de Itálica fue fundada a finales del siglo III a.C. en las proximidades del río Guadalquivir y, con el paso del tiempo, se convirtió en un lugar de gran actividad económica que se extendió por un amplio territorio.

Al ser la ciudad de origen de los emperadores Trajano y Adriano se convirtió en un enclave de gran importancia estratégica y comercial en la Europa mediterránea de aquel momento. Durante el siglo II d.C. Adriano pretendió hacer en ella una ciudad ceremonial destinada a exaltar e impulsar un nuevo modelo de romanidad, fundamentada en la figura del emperador como sustento del Estado, para integrar dentro de él la diversidad de pueblos y culturas que lo conformaban.

Con esta finalidad el emperador configuró en Itálica un centro ceremonial para reunir a los habitantes de toda la Península Ibérica en torno a los principales hitos que todavía hoy son reconocibles: un gran templo de culto imperial, anchas calles para desfiles procesionales, termas con gimnasios para competiciones atléticas, grandes edificaciones domésticas para acoger a los ciudadanos principales, visitantes y peregrinos así como un imponente anfiteatro donde culminarían las celebraciones.

(Foto: Junta)