OPINIÓN / Carlos E. Fenoy, presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria, Servicios y Navegación del Campo de Gibraltar.- El Campo de Gibraltar es un territorio rico en contrastes. Su demarcación acoge zonas litorales atlánticas y mediterráneas además de zonas interiores de gran riqueza natural y ecológica.

De las casi 153.00 hectáreas que abarcan la superficie de la comarca, un 60 por ciento es espacio natural protegido, sin tener en cuenta el área marina del Parque Natural del Estrecho. Su patrimonio natural y marino se encuentra incluido en la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo Andalucía – Marruecos. Y, precisamente, su cercanía con el continente africano es además otro aliciente para nuestros turistas.

Se trata sin duda de un destino, con sus excelencias y carencias, muy atractivo para nuestros visitantes. Pero hoy no me quisiera detener en reflexionar sobre la indiscutible calidad y riqueza de sus recursos naturales, culturales o en las marcas de renombre internacional que acoge sino en algo que es un factor más que contribuye a modelar nuestra oferta turística y que actúa como agente dinamizador de nuestra economía: el turismo de compras.

Comercio y turismo van de la mano. La estructura comercial y urbana es un pilar más para el desarrollo del turismo. Cualquier programación del tiempo de ocio incluye diversas opciones, pero una de ellas es la posibilidad de disfrutar de una tarde de paseos, compras y comidas por las calles de una ciudad. Es un binomio, si se potencia, que triunfa.

Y aquí entran en juego una multitud de factores como la existencia de una buena oferta comercial y de servicios; la mejora de las rutas y del urbanismo comercial; la formación de los profesionales o la modernización de las estrategias de venta, entre otros factores.

En la comarca contamos ya con una importante y variada estructura comercial en nuestros núcleos urbanos, muy diversos también entre ellos en cuanto a oferta y diseño. Contamos con las bases. Trabajemos comercios, administraciones, asociaciones y, por supuesto, Cámara de Comercio para canalizar y aprovechar el enorme potencial que supone el turismo de compras. Seamos también ricos en nuestro atractivo comercial.