TURISMO.- Cuando el año enfila su recta final y la luz se vuelve dorada, Andalucía se revela en su esencia más auténtica. Noviembre invita a descubrirla sin prisas y a dejarse llevar por los caminos que huelen a tierra húmeda, aceite nuevo y leña recién encendida.
Los días más suaves son perfectos para recorrer sus ciudades monumentales. Pasear por la Alhambra envuelta en bruma, escuchar el eco de las guitarras en Córdoba o perderse entre las callejuelas de Úbeda y de Baeza, donde la historia se respira en cada piedra.
Es tiempo también de saborear la vida. En los campos de Jaén comienza la recolección de la aceituna, los vinos de Jerez brillan con reflejos de ámbar y los pueblos blancos celebran el otoño con ferias, setas y guisos al fuego lento.
Las sierras, vestidas de tonos ocres, ofrecen rutas para caminar entre castaños y alcornoques, mientras los parques naturales de Doñana o de la Sierra de Grazalema muestran una naturaleza viva, silenciosa y majestuosa.
Además, Andalucía en noviembre es escuchar el rumor del mar en Cádiz sin multitudes, contemplar un atardecer desde las murallas de Ronda o descansar junto a una chimenea en una casa rural del interior.
Ven a sentir el sur del sur cuando el tiempo se detiene y la luz acaricia. Andalucía en calma. Con sabores, historia y naturaleza que se viven con el alma.
(Imagen generada por IA)
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