Top 7 / Hoteles con encanto

Los hoteles de hoy día apuestan por el entorno para sentir el viaje de puertas adentro. Los que descuidan este concepto se vuelven impersonales y el viajero acaba sintiendo el impacto. Ahora los llaman lodges, porque tal vez la idea clásica de un hotel cinco estrellas comienza a ser insuficiente. La comodidad y el lujo pierden la batalla contra la “experiencia única” que ofrecen muchos alojamientos. Esta lista recoge lo que a mi entender han sido los lodges, hoteles, bungalós… en definitiva, los hospedajes con más encanto que yo haya encontrado dando la vuelta al mundo.

1.- Lamanai Out Post (Belice)

Es el primero de los hoteles de río de esta lista. Para acceder al Lamanai Out Post es imprescindible navegar el Río Nuevo y ya sólo con el trayecto acuático uno va entendiendo en qué lugar pasará la noche. Los cocodrilos y los jabirús se asoman al río, los monos aúllan en las copas de los árboles y entonces uno llega a la playa del río, se acomoda en cabañas sencillas, con sus hamacas en las terrazas, y después se puede caminar cinco minutos para descubrir que en este rincón de Belice además se conservan las ruinas mayas de Lamanai.

2.-Le Mirage Desert Lodge (Namibia)

Un oasis en sí mismo. Aparece en el camino como un espejismo del desierto. Tiene forma de castillo, como una muralla desde la cual es posible contemplar la inmensidad del Namib. Apetece lanzarse a la piscina para refrescar el sopor de la arena. Además, es posible incluso dormir en la azotea, sobre una cama sin más techo que el cielo estrellado de Namibia.

3.-Chena Hot Springs (Alaska)

Se me antoja un escenario excéntrico. Pernoctar en hotel de hielo es como vivir una fantasía. Tiene estatuas de hielo, camas de hielo, un bar de hielo ¡y hasta retretes de hielo! Las mantas aquí son tan imprescindibles como la piscina de Mirage Desert Lodge. Se encuentra a pocos kilómetros de Fairbanks y quien tiene suficiente liquidez para pagarse una noche (500$) se irá de este hotel-museo con una experiencia esquimal, un baño en aguas termales y un recuerdo gélido.

La comodidad y el lujo pierden la batalla contra la “experiencia única” que ofrecen muchos alojamientos.

4.-Tabacón (Costa Rica)

La imagen del volcán Arenal gobierna el paisaje. Todo el entorno está diseñado por el propio volcán. Los jardines de plantas tropicales están rodeados por un laberinto de arroyos termales, con un caudal a diferente temperatura, pequeñas cascadas de agua tibia, caliente e incluso humeante. Si una palabra define a este lodge es «evasión». Los turistas deambulan flacidos tras los baños, pensativos tras la clase de yoga o relajados con los masajes que el servicio se afana en ofrecer.

5.-Royal Lower Zambeze (Zambia)

Vivir la experiencia africana no es barato para quien quiere desayunar mirando a los ojos a los hipopótamos. Por 500 $ la noche (como en el hotel helado de Alaska) uno puede sentirse en medio de un hábitat salvaje. Está ubicado en el Parque Nacional Bajo Zambeze, uno de los más densos en población animal. Los paseos en canoa y los safaris en 4X4 aseguran el avistamiento de grandes paquidermos, de cocodrilos enormes, de monos, de leones, de búfalos… Navegar el Zambeze y circular por sus orillas es una incursión en un mundo que no nos pertenece.

6.-Luna Salada (Bolivia)

Hay pocos paisajes tan desconcertantes como el del Salar de Uyuni, un lago de sal, una planicie extrema. Luna Salada es el nombre de uno de los pocos hoteles construidos a partir de bloques de sal. Es difícil resistirse a pegarle un lametazo a las columnas del hotel para salir de dudas. Yo, confieso, sé que son de sal. El suelo está cubierto de sal gorda, para andar descalzo y sentir la textura salada bajo los pies, pero tal vez son las vistas blancas del Salar las que acaban seduciendo al inquilino.

7.-Tiwa (Amazonas)

Es el tercer hotel de río de esta lista. Está situado frente a la ciudad de Manaos, en la orilla opuesta del Río Negro, un afluente del Amazonas. Desde Tiwa parten las embarcaciones para ver el encuentro de los Grandes Ríos, para apreciar la dimensión de los nenúfares o visitar las casas flotantes del Amazonas. Cada cabaña se asoma al río y da la espalda a una jungla cuyo murmullo acompaña al viajero durante su estancia en Tiwa.

¿Qué nos hemos dejado…?

Si el verdadero interés de un hotel reside en su entorno, nos faltan demasiados hoteles en demasiados lugares hermosos. Diré más bien que yo NO incluiría en esta lista a las  cadenas hoteleras clónicas, a los bueffetes libres con mariachis, a los edificios de ciudad, a los grandes halls, a las habitaciones con ribetes de oro en el espejo, a los ‘todo incluido’, a los ascensores eternos… en fin, ya me entendéis.

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Comentarios (3)

  • Isabel

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    Son increíbles. Me quedo con el Zambeze y el Lamanai!

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  • Ana

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    La ruta del sufrimiento, por lo que se ve 🙂 Yo el Zambeze también lo probaría… Creo que menos pasar frío, en el hotel de hielo, no le diría que no a nada.

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  • Mery

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    Preciosos, felicitaciones por tener la suerte de ver y vivir en estás maravillas construidas por el ser humano ayudados por la increible naturaleza. Gracias por regalarnos tanta belleza. Que con salud siga el camino del mundo. Saludos

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